viernes, 6 de agosto de 2010

En Xalapa ¿hay mercado para el arte?


En Xalapa ¿hay mercado para el arte?

La afirmación inmediata sería no, pues en Xalapa lo que ha operado por mucho tiempo es la fórmula artista-institución-estado. Para que exista un mercado del arte en Xalapa hay que modificar esta fórmula o por lo menos, agregar otros factores, como artista-mercado- iniciativa privada. Y no es que la primera fórmula esté totalmente equivocada, pero hay que aumentar la visión, hay que ampliar la perspectiva para propiciar un cambio en las maneras de producción, distribución y consumo del arte local. Conocido es el dicho de que si seguimos haciendo lo mismo no podemos esperar resultados diferentes. Para que las cosas cambien, hay que hacerlas diferentes. Hay que entender que el arte es también una zona de mercado, una arena donde se desenvuelve el artista en función de su ideología, sus intereses y sus valores. La actitud política, económica e ideológica de un artista comienza en el momento en que decide cómo va a ejecutar su obra, donde será distribuida y cómo será consumida.
Muchos en Xalapa todavía hablan del mercado del arte como si fuera algo malo: es como creer que el artista no necesita comer o debe morir de hambre. El mercado es otro espacio para el arte, como el museo, la galería, la escuela, la calle o la sala de la casa; otro espacio donde el arte circula. Cada vez que producimos arte, estamos dialogando con el mercado. Sea para afirmarlo o negarlo, el mercado tiene un alto impacto en el desarrollo de la obra y así hay que entenderlo. La mayoría de los artistas tiene la equivocada creencia de que el arte y el dinero son como el agua y el aceite, y como consecuencia, siguen esperando “que se les descubra”, que algún día por la calle alguien los va a señalar y decir ahí va un artista.
Un buen artista puede o no formarse en la academia; pero a todos les llegará el día de decidir: o se profesionalizan y encuentran un nicho de mercado o escogen otra alternativa. La diferencia radica en la visión que tenemos del arte. Quienes insisten en creer que no se puede vivir del arte seguramente encontrarán su propio espacio. Para quienes entienden que hay que emular los pasos de los artistas que sobresalieron en todas las épocas, tienen que ser profesionales y analizar el sistema artístico al que pertenece su obra. Para esto, hay que analizar el producto, la distribución y el consumo que permita alcanzar un adecuado diagnóstico de mercado; detectando las oportunidades y amenazas del entorno e identificando las fortalezas y debilidades del producto artístico. Este análisis permite prever el destino de la pieza, dónde va a terminar: en un museo, en una casa, en una institución pública o en un basurero.
Pero ¿por qué hay que vender? ¿no es eso prostituir el arte? Hay que vender, porque hay que recuperar lo invertido y hay que dejar que la obra gane su propio terreno, que circule. Si la obra se queda en el taller, en la bodega del artista: es arte que está muerto. Es un arte que termina tan oculto que al final nadie habla de él, no significa nada, nadie lo recuerda: se muere por falta de circulación. Por otro lado, hay que entender que la mercadotecnia cultural también aborda estrategias para crear conciencia y generar cambios con el fin de enriquecer el conocimiento, la identidad y el momento histórico; generando interpretación, creación, recreación y apropiación del bien artístico. La mercadotecnia cultural, no tiene que ser un espacio donde sólo se hable de dinero, también es un espacio democrático, donde se pone a prueba el bien cultural, su pertinencia y actualidad. Producir no es todo. Hay que generar públicos, la mercadotecnia cultural nos ayuda a generarlos. Auxiliándose de las debidas estrategias, podemos hacer un análisis de nuestro público potencial, de nuestro nicho de mercado y de las tácticas necesarias para acercarnos a nuestros posibles consumidores.
Pero ¿qué hacer para crecer? Hay que tomar en cuenta que no podemos hablar de un solo mercado para el arte. Cada producto cultural, cada proyecto cultural, cada manifestación artística genera, por su particularidad, su propio marketing cultural. Difundir la obra de manera electrónica, en esta época por ejemplo, me parece necesario: hay que seleccionar la obra y moverla, difundirla por la red. Cuando terminas algo y lo lanzas a la arena virtual, no puedes saber qué tanto va a funcionar, eso es cierto, hay tantas cosas por Internet que tal vez nadie la vea, pero la parte que te toca como artista está hecha; después comienza justamente el espacio de circulación de la obra.
Y entonces ¿hay mercado para el arte en Xalapa? La respuesta es que hay un escenario posible si las cosas cambian y se reformulan. Actualmente hay iniciativas importantes como la subasta que realizaron Omar Gasca y Emilia Bellon. También están las iniciativas que ha realizado Fridarte, Roberto Ramos y otros más. Es importante que se explore el terreno del mercado del arte en Xalapa, pues, las estadísticas son contundentes: de cada cien aspirantes que entran a estudiar la carrera de artes visuales, acaso cinco permanecen dentro de su profesión y apenas uno vive del arte. La gran cantidad de jóvenes egresados de las escuelas de arte hace urgente nuevos modos de relacionarnos con el mercado del arte. Veremos que pasa.
Manuel Velázquez
Xalapa, Veracruz, Agosto 2010

Mirar al cuerpo


Mirar al cuerpo
Colectivo Múcar

A dos años de su fundación, el Colectivo Múcar (una asociación de artistas porteños convocados por Manuel Salinas) ha detonado diversos proyectos en Veracruz y el extranjero, vinculados con el interés por la búsqueda de expresiones artísticas y también, por la generación de estrategias orientadas a la construcción de un sistema de divulgación y educación artística en el Puerto de Veracruz.
Para el Colectivo Múcar es importante abrir campos de reflexión y crítica dentro de las prácticas artísticas y fomentar la profesionalización, además de promover procesos de intercambio entre artistas y espacios de difusión como el Ágora de la Ciudad de Xalapa. Para este fin, el Colectivo Múcar me invitó a realizar una selección de obra. La exposición Mirar al cuerpo, inaugurada el 11 de agosto, es el resultado de este proceso. La estrategia que propuse para darle coherencia museográfica a esta exposición, fue abordar el tema del cuerpo humano en sus diferentes perspectivas. Así, la posibilidad de una visión poliédrica me permitió un punto de partida para aglutinar de manera propositiva, las diversas experiencias que coexisten dentro del colectivo.
                El espacio que se abrió al tomar como eje el tema del cuerpo humano, me permitió dar cabida a las diferentes técnicas, así como los modos de hacer y de sentir, y las maneras de abordar el arte de los artista que aquí participan. La noción de cuerpo se afrontó en toda su complejidad. Las representaciones que de él se hacen en esta exposición permiten trazar diversos territorios, como aquellos que se extienden entre la constricción y la libertad, entre el poder y la debilidad, y entre lo colectivo y lo individual.
                Así, en la obra de Víctor Alavez y Lourdes Azpiri se refleja una visión irónica el cuerpo. Mientras que, Huri Barjau aborda el cuerpo de forma mitológica. Por otro lado, indagar en las diferencias sociales y las distintas representaciones de lo femenino, fue una tarea compleja para Magali Goris, Maite Rodríguez, Micaela García, Belén Valencia y Lourdes Azpiri su propuesta visual colectiva, busca la reflexión de la mujer y el maíz como proveedores y constructores de identidad cultural, en su obra el cuerpo refleja la puesta en acción de convergencias, tensiones, conflictos, distinciones y características de un orden social determinado por el maíz y la presencia de prácticas mágicas asociadas a la prevención, curación y protección.
Enrique Sandoval, Cassandra Roberts, Noemí Calva e Hindra Ceballos, erotizan la mirada: abordan la noción del cuerpo contemplado, deseado, acariciado, penetrado, colmado; creando un conjunto de piezas obsesivas que de diversas maneras, representan impulsos relacionados con la sexualidad. La religión y el cuerpo dejaron una huella profunda en la obra de Eloísa Castañeda, el cuerpo inmaterial se superpone al cuerpo natural, focalizando de esta manera la devoción espiritual. Mientras la funcionalidad interna, los síntomas de enfermedades o estigmas sociales están presentes en la obra de Adriana Vera y Magali Goris.
                Las deformidades del cuerpo, la crueldad, el miedo, las formas de comercio, y en resumen, toda esa parte oscura de sensibilidades y de prácticas que rodean la presencia del cuerpo humano en la sociedad, forma parte de la obra de César Bautista. La representación física del cuerpo humano no es solamente la figura central de esta exposición: Hilda Verde, Zureyma Chiu y Adriana Navarro, evocan al cuerpo sin nombrarlo.
                El estudio del cuerpo moviliza así varias miradas que se comparten en esta muestra. La exposición Mirar al cuerpo es el resultado de un programa académico se enfoca en reforzar las prácticas artísticas haciendo énfasis en la reflexión y desarrollo conceptual de las mismas. Se busca con esto incitar a los artistas a desarrollar su propio lenguaje y ampliar su visión del arte dentro y fuera del entorno veracruzano.

Manuel Velázquez
Agosto 2010

Ley de Protección a los Animales para el Estado de Veracruz



En la iniciativa de Ley de Protección a los Animales para el Estado de Veracruz, presentada al Congreso del Estado, se exponen argumentos que propician el respeto por la vida y la protección de los animales tanto domésticos como silvestres, mediante la adopción de políticas que reconocen en forma explícita el trato digno a todas las especies.
El respeto por los animales constituye una parte fundamental del desarrollo humano. No existen razones aceptables que permitan prácticas que nieguen a los animales el derecho a una vida dignidad. Por lo tanto, es necesario que los animales cuenten con una ley que los proteja. Se trata de una idea simple pero profundamente importante. Esto supone no sólo promover la tolerancia y la comprensión de la vida animal, sino también dar cabida específica a las prácticas que promuevan su desarrollo en ambientes protegidos y dignos. También incluye reconocer que los animales carecen actualmente de derechos y viven en la inseguridad ante la explotación. Responder a esta demanda es un desafío urgente para el estado, pues el reconocimiento de los derechos de los animales traerá consigo una mayor profundidad en los valores de la sociedad, lo que enriquecerá la vida en armonía con la naturaleza.